La verdadera defensa natural contra las bacterias

En mis años asesorando a familias multiespecie, me he encontrado con una preocupación recurrente cuando se habla de la alimentación natural: las bacterias en la carne cruda. Muchos tutores se preguntan si es seguro ofrecer este tipo de alimentación a sus compañeros y cómo afecta la presencia de bacterias como la salmonela o la posibilidad de parásitos. Esta preocupación es válida, especialmente cuando estamos acostumbrados a escuchar que la carne cruda puede ser peligrosa.

Sin embargo, cuando miramos más de cerca la fisiología de los perros y gatos, descubrimos que están perfectamente equipados para manejar las bacterias presentes en los alimentos crudos. Hoy te contaré por qué el sistema digestivo de tu peludo es su mejor defensa contra las bacterias y cómo la dieta natural refuerza esta protección.

El poder del sistema digestivo de perros y gatos contra las bacterias

Lo primero que debemos entender es que perros y gatos comparten gran parte de su ADN con sus ancestros salvajes, los lobos y los grandes felinos. Estos animales, a lo largo de millones de años, han desarrollado un sistema digestivo diseñado específicamente para procesar carne cruda, incluso en condiciones que a nosotros, los humanos, nos parecerían insalubres.

Por ejemplo, los lobos cazan en grupo y consumen presas frescas. Sin embargo, no tienen ningún problema en alimentarse de carroña, animales muertos que llevan días en descomposición. Esto es posible gracias a que su sistema digestivo está perfectamente adaptado para descomponer y eliminar bacterias y patógenos que podrían ser peligrosos para otras especies.

¿Cómo funciona el sistema digestivo de perros y gatos?

El secreto detrás de esta increíble defensa natural está en el pH ácido del estómago. Mientras que los humanos tenemos un pH estomacal que oscila entre 4 y 5 (lo que es suficiente para digerir nuestra dieta, principalmente compuesta por alimentos cocidos y vegetales), los perros y gatos tienen un pH mucho más ácido, que varía entre 1 y 2. Este nivel de acidez es comparable al de sus ancestros salvajes, y es tan potente que destruye la gran mayoría de las bacterias que podrían causar problemas de salud.

Este pH ácido también cumple otra función importante: digerir rápidamente la carne cruda. Mientras que a los humanos nos puede llevar horas digerir una comida, los perros y gatos pueden procesar y eliminar la carne cruda en pocas horas, reduciendo aún más la exposición a cualquier bacteria o parásito que pudiera estar presente.

¿Qué pasa cuando alimentamos con pienso?

Una de las razones por las que algunos veterinarios, sobre todo aquellos más tradicionales, dudan de la alimentación natural, es porque están acostumbrados a ver problemas digestivos y bacterianos en animales alimentados con pienso. Pero aquí es donde entra un dato clave: el pienso altera el pH del estómago.

Cuando un perro o gato consume pienso, su sistema digestivo se vuelve menos ácido. Esto significa que su estómago ya no está tan bien equipado para destruir bacterias, y su capacidad para procesar carne cruda de manera segura se ve comprometida. Un pH estomacal menos ácido permite que las bacterias sobrevivan y potencialmente causen problemas de salud.

Por eso, es irónico que algunos tutores teman alimentar con carne cruda a sus compañeros peludos, cuando en realidad es mucho más probable que un perro o gato alimentado con pienso se enferme por bacterias que un animal que consuma carne cruda de manera habitual.

La realidad de las bacterias en la carne cruda

Claro, no podemos ignorar el hecho de que las bacterias están presentes en la carne cruda. Sin embargo, no todas las bacterias son dañinas, y los perros y gatos están bien preparados para enfrentarse a la mayoría de ellas. Además, al seguir buenas prácticas de higiene y manejo de alimentos, podemos minimizar cualquier riesgo residual.

Consejos prácticos para minimizar el riesgo de bacterias

Si te preocupa la presencia de bacterias en la carne cruda, aquí tienes algunos consejos prácticos que te ayudarán a reducir cualquier posible riesgo:

  1. Congela la carne antes de ofrecérsela a tu compañero: La congelación es una excelente manera de eliminar parásitos que podrían estar presentes en la carne. Congela la carne durante al menos 3 días a -20°C, y si se trata de pescado o carne de caza, extiende este período a 15 días.
  2. Usa carne de calidad humana: Compra carne destinada al consumo humano, ya que pasa por controles sanitarios más estrictos que la carne para consumo animal. Esto te asegura que el producto es de la mejor calidad posible.
  3. Mantén una buena higiene: Manipula la carne cruda con las mismas precauciones que tendrías al preparar una comida para ti mismo. Lava bien tus manos, utensilios y superficies después de manipular la carne.
  4. Evita los órganos del sistema gastrointestinal: Aunque los perros y gatos pueden consumir una gran variedad de partes del animal, es mejor evitar órganos como el estómago o los intestinos, ya que son los más propensos a contener bacterias patógenas.

La microbiota: aliada en la defensa contra las bacterias

No podemos hablar de bacterias sin mencionar la microbiota, el conjunto de bacterias “buenas” que habitan en el sistema digestivo de perros y gatos. Una microbiota sana es clave para el buen funcionamiento del sistema inmunológico y para mantener a raya las bacterias perjudiciales.

La alimentación natural, rica en nutrientes y adecuada para la fisiología de los perros y gatos, ayuda a mantener esta microbiota en equilibrio. Al incluir probióticos y prebióticos en la dieta, como el vinagre de manzana, favorecemos la salud intestinal y potenciamos la capacidad del cuerpo para eliminar bacterias dañinas.

En resumen: confía en la naturaleza

Lejos de ser una amenaza, las bacterias son una parte natural del entorno y de la vida misma. Perros y gatos, gracias a su sistema digestivo altamente adaptado, están preparados para enfrentar estas bacterias con éxito, siempre y cuando mantengamos sus cuerpos en óptimas condiciones. El pH ácido de su estómago y una microbiota equilibrada son sus mejores defensas contra patógenos y parásitos.

Al ofrecer una dieta natural, cruda o cocinada, estás ayudando a que el sistema digestivo de tu compañero mantenga su capacidad natural para lidiar con las bacterias y protegerse de enfermedades. Así que, si alguna vez te has preguntado si es seguro ofrecer carne cruda a tu perro o gato, la respuesta es sí, siempre que lo hagas de manera responsable.

No le tengas miedo a las bacterias: son parte del ciclo natural de la vida, y con las precauciones adecuadas, pueden ser una preocupación mínima. Alimentar de manera natural es, en última instancia, un paso hacia una vida más saludable y longeva.

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