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La falta de humedad en el pienso y la propensión a enfermedades renales
Quizás nunca te paraste a mirar la humedad que tiene el pienso que come tu perro o tu gato, es más, es posible que no sepas a lo que se refiere pues nuestra mente lo relaciona con algo húmedo como la ropa cuando está tendida.
Pero en realidad ese porcentaje de humedad hace referencia a la cantidad de agua que contiene el alimento, que suele rondar el 7%. Del 100%, ese 7 es la cantidad de agua que contiene.
Es posible que pienses entonces que el animal tiene a su disposición el agua, fresquita y limpia cada día.
¿Has leído que deberían beber entorno a 500 ml si tu perrhijo pesa 10kg?
Esto realmente se asume con un cálculo aplicado desde los estudios que hay en humanos, los cuales consumimos más del 50% de humedad en nuestros alimentos. Pero, ellos entorno al 7. Con lo cual… La necesidad de humedad realmente sería del doble y ningún animal de 10kg va a beber entorno al litro diario.
Todo esto, lo que acaba conllevando irremediablemente es a que muchos animales padezcan enfermedades renales, puesto que cuando no hay un aporte correcto de líquidos al organismo lo primero que solemos ver son estos síntomas:
- Fatiga
- Estreñimiento
- Dificultad en el vaciado de las glándulas anales
- Somnolencia
- Dolor articular
- Rechazo social (no quiere acercarse a otros animales)
Y poco a poco, va agravándose hasta ver en un principio infecciones de orina recurrentes o la generación de cristales en la vejiga. Pero esto no significa que el animal esté deshidratado, porque para llegar a la deshidratación debería dejar de beber agua casi por completo, pero sí que el pienso nos acerca más a la posibilidad de que ante una enfermedad común, como podría ser un virus gastrointestinal, veamos una deshidratación con facilidad.
Sin embargo, esto nos lleva a una cuestión:
¿Cómo puedo aumentar la humedad del alimento que consume mi perro o mi gato?
Porque lo último que quieres es que acabe desgastándose la función renal, creándose cálculos renales que tengan que ser operados, e incluso llegando a padecer el animal una enfermedad renal crónica que acorte su vida.
Las funciones renales son muy importantes para que puedan eliminar las toxinas, la urea y las sales del cuerpo, además de regular la presión arterial. Una presión arterial alta generará enfermedades cardiovasculares a largo plazo.
La verdad es que las necesidades de hidratación varían en función del sexo, la edad, la actividad física o los factores ambientales y que, por tanto, es muy complicado hacer una recomendación general.
Un exceso de agua podría rebajar el pH intestinal
Y generar patologías intestinales por no ser capaz de digerir correctamente los alimentos. Por eso soy un poco contraria a “obligar” a beber usando fuentes u otros elementos similares.
Pero no solo veríamos problemas renales si hay una falta de hidratación en el alimento, también veremos enfermedades articulares, pues las articulaciones están formadas en un 70% de líquido, el cual usan a modo “lubricante” para poder moverse.
Con la edad, y a medida que la función cognitiva sufre un deterioro, el “reflejo” de tener sed se va perdiendo, aumentando la deshidratación interna.
Una gran opción es añadir a modo snacks entre horas frutas o verduras frescas como son: el pepino (contiene hasta un 96% de agua), el calabacín (96%), la granada (91%), el melocotón (89%), la naranja (88%) o la piña (86%).
Otra opción que valorar siempre es hacer caldo casero (siempre que el animal se coma el alimento en el momento, no se puede dejar mojado y expuesto a bacterias durante largo tiempo), con unos huesos y sin sal ni aceite, y usar para hidratar el pienso. Se añade la medida de un vaso de chupito a la comida por cada 15kg de peso del animal de ese caldo colado en cada toma de la comida y así, permitimos que se hidrate y mineralice el alimento.
Una forma de saber si está obteniendo suficiente hidratación sería ver el color y olor de la orina. Cuanto más oscura sea y más intenso su olor, más deshidratado está el animal.